El terror de los meseros.

Definitivamente, he escuchado en muchas ocasiones "No me gustaría ser tu mesero".

No tengo nada en contra de ellos, es un trabajo honrado, decente, como todos. Incluso mi mamá en su juventud trabajó como mesera y la llevo de vez en cuando a comer al restaurante dónde todo esto transcurrió hace varios milenios. Y aunque usted no lo crea, el servicio es de primera. En cambio uno va a esos lugares donde están los jovencitos en actitud de ligue y rostro de "Agradece que te voy a atender esta noche". Y es dónde empiezan los conflictos Comensal-Staff.

Anoche llegamos a un restaurante pequeño, de esos estilo cadena gringa con hamburguesas, tacos y ensaladas. "¿Qué sopa del día tienes amiga?, ¡TODAS! Ahí están en el menú, Uhhm este, la sopa del día es la sopa que tienen hecha ya en cocina especialmente para hoy, ¡Ayyyyyy es que es mi primer día, y pues tipo no sé!". Y la velada transcurrió así: 20 minutos para un refresco, otros 15-20 minutos para recibir los platillos (que no correspondían a lo que ordenamos), y la ausencia total del mesero durante la cena. Para esto el lugar no estaba abarrotado!. Y es cuando uno como cliente se pregunta: "¿En qué momento pasó, cómo fué?"

Ahora bien, en ocasiones no tenemos la vocación para desempeñar funciones que son nuestro deber (laboral), ¿Y qué pasa en ete momento?, hacemos las cosas mal, a la fuerza, sin ánimos y sin una sonrisa en el rostro. Siempre insisto: "Sino le gusta, pues que se busque otro trabajo, alguien más agradecería tener su uniforme puesto". A final de cuentas el cliente siempre tiene la razón (aunque no la tenga). Me incluyo en este parrafo porqué yo también soy un asalariado, la diferencia es que a mí me gusta lo que hago, y dejo el alma en mi escritorio todos los días.

Si, soy bien intenso, y hasta cuando digo ¡Gracias! se oye mamón.
Lo siento, es herencia del tono de voz de mi madre.

Track del momento: Marek Bois - You got good ash.