miércoles, 17 de noviembre de 2010

La vida es memoria.

Definitivamente amo a Zacatecas y Zacatecas me ama a mí.

Me gustan las ciudades antiguas, tienen miles de historias enterradas en sus paredes de piedra, y cientos leyendas que pasan de generación en generación; saborear el sabor a tradición en sus platillos.

El simple hecho de probar otra sazón diferente a la de esta ciudad de tetrapack, con eso me doy por servido. Comerte un chicharroncito con salsa roja en una placita, un elote recién cocido en el patio de un rancho en medio de la nada, un pozole a la media noche y al terminar ver a lo lejos un cerro iluminado e ir bajando por calles empedradas a tu paso, sentir el frío rozando tu piel y escuchar la risa de tus amigos junto a ti. No tiene precio.

Gracias totales a mis cómplices Pidones.

Quiero máscaras, caballos de colores, platos de barro y un mezcal.

Track del momento: Face a la mer- Les negresses vertes

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