Hace días recibí una invitación vía "Facebook" de una reunión de los compañeros de la secundaria. Al principio me emocioné, pregunté quienes asistirían porque no había visto los asistentes y tampoco había visto la fecha del evento.
Después empecé a revisar la información de la reunión, vi la lista de invitados (algunos felizmente casados, otros con unos kilos de más, otras cargando a sus retoños orgullosamente), y empecé a recordar las anécdotas de la época. Debo admitir que siempre fui diferente a la media estándar, cuestión de educación familiar, gustos personales, preferencias, llámele como quiera, y el paso por esa etapa escolar llena de cambios hormonales y grupos sociales no fue una experiencia tan grata como para volver a recordar. Relacioné anécdotas con los rostros de los invitados y empecé a realizar el recuento de los daños.
No niego que me gustaría saludar a uno que otro compañero que desde ese entonces mostró madurez suficiente como mantenerse en territorio neutral y ser políticamente correcto. Pero la realidad es que de este grupo de 50 personajes que estudiamos juntos, sigo en contacto con solamente 3 personas, hemos crecido juntos, nos hemos recargado en el hombro del otro para llorar, celebramos fechas especiales y mantenemos comunicación constante, del resto del grupo se pocas cosas, o absolutamente nada.
No soy una mejor o peor persona que el resto de mis compañeros, simplemente tomamos caminos diferentes y por algo no hemos mantenido contacto directo. Casualmente esa noche tengo el cumpleaños de una amiga y su esposo, y no podré asistir a esta reunión, no es un as bajo la manga, es el modo en que las cosas son. Prioridades tengo y este re-encuentro tardío no es una de ellas.
Track del momento: Los perros del vecino ladrando (No hay música puesta en este momento).
lunes, 21 de marzo de 2011
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Pero en medio de aquellos días de incomprendida adolescencia, sol de 40 grados en ese patio infame, agradezco haberme topado con tu mirada en aquella asamblea y descubrir con alvio que no era la única distinta, que había alguien que realmente entendía mis pensamientos y locuras... y lo mejor es que no solo fué en esa etapa, si no para toda la vida!
ResponderEliminarTe quiero Maik!!!